Una rana..., un ratón..., una flor. Todo empieza por una tontería: de entre todas las flores que crecen en el prado, el ratón quiere precisamente la que tiene la rana. Pero la rana no piensa tolerar que se la quite.
A través de un breve relato y de unas elocuentes ilustraciones, este libro invita a reflexionar sobre el comportamiento de cada uno en favor de un valor universal: la paz.
El tono y el color de las ilustraciones reflejan el paso de una situación inicial inocua, e incluso humorística, a un mundo devastado y triste.
Al final, un texto del ilustrador explica cómo este relato nació de sus recuerdos. Por un lado, de cuando siendo niño tenía que refugiarse, con su familia, cuando llegaban los bombardeos y él no comprendía por qué; y de cómo los juegos con sus amigos un día terminaron trágicamente cuando a uno le explotó entre las manos una bomba. Por otro, de la huella que le dejaron ver tantas escenas de posguerra, de prisioneros alemanes cavando zanjas y de soldados rusos regresando mutilados a sus casas:
«He creado este libro porque me parece que si los niños y las niñas son capaces de comprender la insensatez de la guerra, si se dan cuenta de lo fácil que es caer en un ciclo de violencia, quizá en un futuro se conviertan en impulsores de la paz. Espero, también, que los adultos que compartan el libro con los niños y las niñas reflexionen de nuevo acerca de la inutilidad de la guerra».